De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en México el cáncer de
Datos y cifras
Entre 2015 y 2050, el porcentaje de los habitantes del planeta mayores de 60 años casi
se duplicará, pasando del 12% al 22%.
En 2020, el número de personas de 60 años o más superó al de niños menores de cinco
años.
En 2050, el 80% de las personas mayores vivirá en países de ingresos bajos y medianos.
El ritmo de envejecimiento de la población es mucho más rápido que en el pasado.
Todos los países se enfrentan a retos importantes para garantizar que sus sistemas de
salud y de asistencia social estén preparados para afrontar ese cambio demográfico.
Panorama general
En todo el mundo, las personas viven más tiempo que antes. Hoy la mayor parte de la
población tiene una esperanza de vida igual o superior a los 60 años. Todos los países
del mundo están experimentando un incremento tanto de la cantidad como de la
proporción de personas mayores en la población.
En 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. En ese
momento, el grupo de población de 60 años o más habrá subido de 1000 millones en
2020 a 1400 millones. En 2050, la población mundial de personas de 60 años o más se
habrá duplicado (2100 millones). Se prevé que el número de personas de 80 años o
más se triplique entre 2020 y 2050, hasta alcanzar los 426 millones.
Este cambio en la distribución de la población de los países hacia edades más
avanzadas —lo que se conoce como envejecimiento de la población— empezó en los
países de ingresos altos (en el Japón, por ejemplo, el 30% de la población ya tiene más
de 60 años), pero los cambios más importantes se están viendo actualmente en los
países de ingresos bajos y medianos. En 2050, dos tercios de la población mundial de
más de 60 años vivirá en países de ingresos bajos y medianos.
Comprender el envejecimiento
Desde un punto de vista biológico, el envejecimiento es el resultado de la acumulación
de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de
enfermedad y, en última instancia, a la muerte. Estos cambios no son lineales ni
uniformes, y su vinculación con la edad de una persona en años es más bien relativa.
La diversidad que se aprecia en la vejez no es una cuestión de azar. Más allá de los
cambios biológicos, el envejecimiento suele estar asociado a otras transiciones vitales,
como la jubilación, el traslado a viviendas más apropiadas y el fallecimiento de amigos
y parejas.
Afecciones comunes asociadas con el envejecimiento
Entre las afecciones más comunes de la vejez cabe citar la pérdida de audición, las
cataratas y los errores de refracción, los dolores de espalda y cuello, la osteoartritis, las
neumopatías obstructivas crónicas, la diabetes, la depresión y la demencia. A medida
que se envejece aumenta la probabilidad de experimentar varias afecciones al mismo
tiempo.
La vejez se caracteriza también por la aparición de varios estados de salud complejos
que se conocen habitualmente por el nombre de síndromes geriátricos. Por lo general
son consecuencia de múltiples factores subyacentes que incluyen, entre otros, la
fragilidad, la incontinencia urinaria, las caídas, los estados delirantes y las úlceras por
presión.
Factores que influyen en un envejecimiento saludable
La ampliación de la esperanza de vida ofrece oportunidades, no solo para las personas
mayores y sus familias, sino también para las sociedades en su conjunto. En esos años
de vida adicionales se pueden emprender nuevas actividades, como continuar los
estudios, iniciar una nueva profesión o retomar antiguas aficiones. Por otro lado, las
personas mayores contribuyen de muchos modos a sus familias y comunidades. No
obstante, el alcance de esas oportunidades y contribuciones depende en gran medida
de un factor: la salud.
La evidencia indica que la proporción de la vida que se disfruta en buena salud se ha
mantenido prácticamente constante, lo que implica que los años adicionales están
marcados por la mala salud. Cuando las personas pueden vivir esos años adicionales de
vida con buena salud y en un entorno propicio, su capacidad para hacer lo que más
valoran apenas se distingue de la que tiene una persona más joven. En cambio, si estos
años adicionales están dominados por el declive de la capacidad física y mental, las
implicaciones para las personas mayores y para la sociedad se vuelven más negativas.
Aunque algunas de las variaciones en la salud de las personas mayores se deben a la
genética, los factores que más influyen tienen que ver con el entorno físico y social, en
particular la vivienda, el vecindario y la comunidad, así como características personales
como el sexo, la etnia o el nivel socioeconómico. El entorno en el que se vive durante
la niñez —o incluso en la fase embrionaria—, en combinación con las características
personales, tiene efectos a largo plazo sobre el envejecimiento.
Los entornos físicos y sociales pueden afectar a la salud de forma directa o a través de
la creación de barreras o incentivos que inciden en las oportunidades, las decisiones y
los hábitos relacionados con la salud. Mantener hábitos saludables a lo largo de la vida,
en particular seguir una dieta equilibrada, realizar actividad física con regularidad y
abstenerse de consumir tabaco, contribuye a reducir el riesgo de enfermedades no
transmisibles, mejorar la capacidad física y mental y retrasar la dependencia de los
cuidados.
Los entornos propicios, tanto físicos como sociales, también facilitan que las personas
puedan llevar a cabo las actividades que son importantes para ellas, a pesar de la
pérdida de facultades. La disponibilidad de edificios y transportes públicos seguros y
accesibles, así como de lugares por los que sea fácil caminar, son ejemplos de entornos
propicios. En la formulación de una respuesta de salud pública al envejecimiento, es
importante tener en cuenta no solo los elementos individuales y ambientales que
amortiguan las pérdidas asociadas con la vejez, sino también los que pueden reforzar
la recuperación, la adaptación y el crecimiento psicosocial.
Dificultades en la respuesta al envejecimiento de la población
No hay tal cosa como la persona mayor «típica». Algunos octogenarios tienen unas
facultades físicas y psíquicas similares a las de muchos treintañeros. Otras personas, en
cambio, sufren un deterioro considerable a edades mucho más tempranas. Una
respuesta integral de salud pública debe atender las enormes diferencias que existen
en las experiencias y necesidades de las personas mayores.
La diversidad que se aprecia en la vejez no es una cuestión de azar. En gran medida se
debe a los entornos físicos y sociales en que se encuentran las personas, puesto que
ese entorno influye en sus oportunidades y sus hábitos relacionados con la salud. La
relación que mantenemos con nuestro entorno viene determinada por características
personales como la familia en la que nacimos, nuestro sexo y etnia, y eso da lugar a
desigualdades en nuestra relación con la salud.
A menudo se da por supuesto que las personas mayores son frágiles o dependientes y
que constituyen una carga para la sociedad. Los profesionales de la salud pública, así
como la sociedad en general, deben hacer frente a estas y otras actitudes Eda distas,
ya que pueden dar lugar a situaciones de discriminación y afectar a la formulación de
políticas y la creación de oportunidades para que las personas mayores disfruten de un
envejecimiento saludable.
La globalización, los avances tecnológicos (por ejemplo, en el transporte y las
comunicaciones), la urbanización, la migración y los cambios en las normas de género
influyen en la vida de las personas mayores de formas tanto directas como indirectas.
Una respuesta de salud pública debe hacer balance de las tendencias actuales y
futuras y encuadrar sus políticas en consecuencia.
Respuesta de la OMS
La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el periodo 2021-2030 como la
Década del Envejecimiento Saludable y pidió a la OMS que se encargara de liderar su
puesta en práctica. La Década del Envejecimiento Saludable de las Naciones Unidas es
un proyecto de colaboración a escala mundial que pretende aunar los esfuerzos de los
gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales, los profesionales, el
mundo académico, los medios de comunicación y el sector privado para llevar a cabo
una acción concertada, catalizadora y colaborativa a lo largo de 10 años orientada a
promover vidas más largas y saludables.
La Década tiene en su base la Estrategia y Plan de Acción Mundiales de la OMS sobre el
Envejecimiento y el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, y
es un apoyo para el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y de
los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
La Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030) de las Naciones Unidas tiene
como objetivo reducir las desigualdades en materia de salud y mejorar la vida de las
personas mayores, sus familias y sus comunidades a través de la acción colectiva en
cuatro esferas: cambiar nuestra forma de pensar, sentir y actuar en relación con la
edad y el edadismo; desarrollar las comunidades de forma que se fomenten las
capacidades de las personas mayores; prestar servicios de atención integrada y
atención primaria de salud centrados en la persona, que respondan a las necesidades
de las personas mayores; y proporcionar acceso a la atención a largo plazo a las
personas mayores que la necesiten.
Fuente https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ageing-and-health
Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no
sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá
tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier
duda deberá consultar siempre con su médico tratante.