Varios estudios han demostrado que el permiso de paternidad retribuido aumenta la
implicación de los padres en las tareas domésticas y la crianza de los hijos, mejora las
relaciones intrafamiliares y tiene consecuencias positivas para el desarrollo emocional,
psicológico y social del niño. Además, en el caso de los padres primerizos, sentirse
apoyados socialmente y satisfechos en general con su relación se asocia a un menor
riesgo de depresión posparto. El 17 % de las madres y más del 10 % de los padres
presentan esta patología en el año siguiente al nacimiento de su hijo.
Un equipo de investigación del Inserm francés (Institut national de la santé et de la
recherche médicale) junto con el Instituto Pierre-Louis de epidemiología y salud
pública (Inserm/Universidad de Sorbona) ha explorado el impacto de disfrutar de dos
semanas de permiso de paternidad (remunerado y sin riesgo de pérdida de empleo)
sobre el riesgo de ambos progenitores de desarrollar depresión posparto dos meses
después del nacimiento de su hijo.[1] Los resultados se han publicado en Lancet Public
Health.[2]
Para el estudio, utilizaron datos de 10.975 padres y 13.075 madres de la cohorte Elfe
(Etude Longitudinale Française depuis l’Enfance), entrevistados en 2011
presencialmente dos meses después del nacimiento de su hijo. Las madres también
fueron entrevistadas inmediatamente después. La edad media de los padres era de
32,6 años y la de las madres de 30,5 años.
Efectos inversos para padres y madres
A los dos meses, más del 64 % de los padres ya había disfrutado el permiso de
paternidad, el 17 % dijo que tenía intención de solicitarlo y casi el 19 % ni lo había
disfrutado ni tenía intención de solicitarlo. El permiso de paternidad se asoció con un
menor riesgo de depresión posparto: el 4,5 % de los padres que habían disfrutado de
un permiso de paternidad y el 4,8 % de los que tenían intención de solicitarlo
declararon depresión posparto, frente al 5,7 % de los que no lo habían hecho.
Esta correlación se invirtió en el caso de las madres: el 16,1 % de aquellas cuya pareja
había solicitado del permiso de paternidad declararon depresión posparto, frente al
15,1 % de aquellas cuya pareja tenía intención de solicitar el permiso de paternidad y
el 15,3% de aquellas cuya pareja no lo había solicitado.
Los autores de este estudio sugieren varias explicaciones para este resultado. Podría
haber un sesgo de selección, como el hecho de que los padres cuya pareja tiene un
mayor riesgo de depresión tienen más probabilidades de solicitar el permiso de
paternidad. Es posible que la duración del permiso paterno no fuera suficiente, siendo
significativamente inferior a la del permiso materno. Por ello, sería interesante repetir
el estudio tras la ampliación del permiso de paternidad a 28 días consecutivos en 2021.
Otra explicación reside en el momento en que se produce este permiso,
principalmente durante el primer mes tras el nacimiento del hijo. Por último, no se
pudieron explorar otras variables: motivación del padre, implicación en las tareas
educativas y domésticas, antecedentes psicológicos, apoyo social de la pareja.
Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no
sustituye ni reemplaza la consulta médica, y en ningún caso deberá
tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier
duda deberá consultar siempre con su médico tratante.